Fue muy utilizado en el Japón feudal, dado que gran parte de la población no contaba con un ingreso suficiente y, en cambio de adquirir nuevas prendas, las personas renovaban vestimentas viejas gracias a esta práctica de teñido.
En la actualidad se emplea cada vez más en decoración, pues permite teñir una cantidad infinita de telas, como manteles, servilletas, cortinas, tapices y fundas. Si bien el color tradicional es el azul índigo, hoy se usa cualquier tonalidad y en cualquier tipo de tela, o incluso papel.
Existen distintas técnicas Shibori. Entre la más destacadas, se encuentran:
1. Arashi
La tela se cose con hilo sobre un tubo plástico, presionándola. Su traducción es “tempestad” y hace referencia al efecto de “ráfagas” que genera.
2. Bomaki
La tela se pliega sobre un tubo de plástico, comprimiéndola. Se obtiene un teñido en “bandas” o “franjas” sobre los tejidos.
3. Itajime
Se utilizan plantillas y la tela se pliega en simultáneo, limitando el paso de la tintura a través de nudos.
4. Kumo
Se bloquea el teñido con el plisado y el prensado, generando efectos de “espiral” como si se tratara de una tela de araña.
5. Maki-Age
Se combinan 3 técnicas: cosido, fruncido y prensado con hilo, consiguiendo efectos visuales de los más diversos.
6. Mokume
Se cosen líneas rectas sobre la tela y se fruncen, obteniendo líneas paralelas y un efecto visual de “arrugas” gracias a los pliegues.
7. Ori- Nui
Se cosen líneas onduladas sobre la tela, se fruncen y se atan, obteniendo estampados con curvas.
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