¿Quién dice que las plantas solo pueden estar en un jardín y que requieren únicamente de manos expertas? Para los fanáticos del verde que quieren rodearse de la naturaleza donde sea que estén, van estas ideas. Estas cuatro plantas de interior son fáciles de mantener y cuidar y además se adaptan a distintos ambientes. ¡Hasta a un baño!
Rosario
Esta planta colgante solo va a pedirte una cosa: que la ubiques en zonas bien iluminadas para poder crecer. La luz natural que entre desde una ventana será ideal para ella. Si las condiciones son óptimas, además, te sorprenderá ocasionalmente con unas flores pequeñas y blancas. En cuanto al riego, solo habrá que tener en cuenta que no le gusta el exceso de agua así que en este caso menos, es más. Es importante observar sus hojas (las pequeñas esferas verdes): si ves que pierden su forma es que la planta necesita más humedad ya que es justamente es allí donde la almacena. Para más seguridad, los expertos sugieren regarla cada 10 a 15 días.
Calatea
A la hora de elegir una calatea inclínate por la de hojas de colores más llamativos ya que alegran y decoran cualquier espacio. Si bien requiere de ambientes luminosos a muy luminosos, no le gusta el sol directo. Es clave asegurarse de que no lo reciba ya que quemará sus hojas. Requiere abundante riego durante su crecimiento pero siempre cuidando de no encharcar la tierra de su maceta y por supuesto, reduciendo la frecuencia en los meses del invierno. ¿Un tip para hacerla feliz? Le gusta que pulvericen sus hojas si está en lugares secos. Si la observas con atención, notarás que durante la noche (el período sin luz) se replegará y te mostrará el reverso de sus hojas con increíbles colores. Durante el día, hará lo contrario y se abrirá para absorber luz. ¡Todo un espectáculo!
Sansevieria
Con sus hojas alargadas que acaban en punta, la sansevieria es una planta escultural y decorativa pero además, una de las más resistentes. Pertenece a la familia de las suculentas y por lo tanto, retiene grandes cantidades de agua en sus hojas. Debido a esta característica no requiere de riego frecuente así que es una planta ideal para dejar regada si te vas unos días de vacaciones o sueles ser de los olvidadizos. Una regla general para no equivocarse: nunca la riegues si la tierra de la maceta está aún húmeda. Es importante, sin embargo, asegurarse de que reciba suficiente luz. Dado su origen sudafricano, es una planta amante del sol (aunque no directo) pero aquí la gran sorpresa: sobrevivirá bien en ambientes inclusive con poca luz. Dicho esto, no es una planta para ansiosos ya que tiene crecimiento lento pero sumará sin duda a la decoración de cualquier rincón de la casa.
Zamioculca
Antes que nada, hay que decir que además de bonita esta es una planta versátil, resistente y poco exigente. Se adapta bien a ambientes poco luminosos, pero también a aquellos con mucha luz que son los que incentivarán su crecimiento. Los brotes nuevos son de un verde oscuro y brilloso. De nuevo, como la mayoría de las plantas de interior, la zamioculca reaccionará mal al exceso de riego así que este deberá ser moderado y reducirse en los meses de invierno. Para recordar: suele generar raíces voluminosas así que cada dos años será necesario trasplantarla y conseguirle una maceta más grande.
Hay plantas para cada ambiente y para cada jardinero. Prestando atención a estos tips, estas cuatro especies son súper sencillas de mantener y embellecerán cualquier espacio donde las coloques.