Cueros de hongos: la nueva tendencia que revoluciona la moda sustentable
Stella McCartney lo presentó en su última cartera. Investigadoras argentinas lo desarrollaron en el país. Descubrí esta alternativa sostenible y vegana al cuero animal.
El mundo está cambiando y los reclamos del veganismo son cada vez más escuchados. Esto se traduce en un cambio de hábitos tanto en el consumo, como en la producción.
Después de la ganadería, el universo fashonista es el segundo más contaminante. No solo por su proceso productivo, que implica toneladas de emisión de gases de efecto invernadero y litros de químicos que son vertidos en ríos y suelos, sino también porque el ciclo de la moda es cada vez más rápido: muchas colecciones lanzan productos que, a los pocos meses, quedan desactualizados y son reemplazados por otros. Esto significa el descarte de toneladas de telas que son convertidas en basura. La contrapartida de esto es el slow-fashion o la moda sostenible, que aboga por lanzar colecciones más espaciadas, fabricadas en talleres donde el trabajo sea digno y registrado, y a partir de materiales más amigables con el medio ambiente. Ahí aparecen los cueros fabricados a base de hongos, una propuesta que cautiva a diseñadores de la talla de Stella McCartney, Hermés y la marca Adidas.
Stella es una de las diseñadoras que hizo de la moda sustentable su identidad, no solo por producir sus colecciones con modistas de grupos socialmente vulnerables, dándoles una oportunidad de crecimiento económico, sino también por innovar en el uso de materiales sostenibles. En su última colección presentó accesorios de cuero ecológico hechos a partir de hongos y aseguró que este producto es “el futuro de la moda”. El bolso que desfiló por la pasarela fue producido en colaboración con la Start Up californiana MycoWorks, pionera en la experimentación de las fibras de micelio, y aseguró que estos hongos, que se generan en un laboratorio, son “el comienzo de algo nuevo”.
Si las firmas de la alta costura dejaron de fabricar ropa hecha de pieles de animales por las fuertes campañas en contra de estos productos, ahora parece que el cuero de vaca también tiene los días contados. El sintético, que durante años funcionó como una opción “vegana” y más económica, está producido a partir de químicos derivados del petróleo. Los combustibles fósiles también están en la mira y no terminan de dar respuesta a los reclamos actuales del activismo medioambiental. En este contexto entran a jugar los materiales producidos a partir de fibras vegetales, como el coco y el cactus. Y, como dijo Stella, parece que pronto veremos cada vez más accesorios hechos a partir del mundo fungi.
Argentina no se queda atrás en la investigación de esta nueva práctica. En Rosario, distintas científicas del CONICET y de la universidad de esta ciudad están estudiando cómo producir localmente este material a partir de la reutilización de desechos de la industria alimentaria. El microorganismo que están analizando, Ganorderma lucidum, se alimenta justamente de estos descartes, reciclándolos. La mezcla de distintos elementos biológicos, combinada con hongos —tanto comestibles como con propiedades medicinales—, puede generar una textura y firmeza similar a las del cuero.
El micelio cultivado en espacios controlados tarda solo dos semanas en crecer, es biodegradable y usa muchísimos menos químicos que su contrapartida tradicional. Y, además, no implican el sacrificio animal. Tal vez, en no mucho tiempo, tengamos bolsos, carteras, mochilas y zapatos hechos de hongos en nuestro clóset.