La aromaterapia es un tratamiento terapéutico alternativo, centrado en el uso de aceites esenciales que se extraen de las plantas, las flores, las hierbas o los árboles. Se los denomina aceites esenciales porque son el “alma” de las plantas, es decir que en ellos se conserva toda la información de la planta y todas sus propiedades terapéuticas y su aroma.
El objetivo de la aromaterapia es mejorar la salud y el bienestar en general. Ha demostrado ser muy efectiva para aliviar algunas dolencias físicas o enfermedades y, a su vez, para levantar el ánimo y equilibrar nuestras emociones. Para los tratamientos los diferentes aromas y aceites pueden inhalarse, aplicarse por medio de masajes o añadirse al agua del baño para promover tanto el bienestar físico como el psicológico.
Es importante utilizar siempre aceites esenciales quimiotipados. Se llama así a los que gracias a su grado de calidad y pureza, pueden clasificarse de acuerdo a su composición química, biológica y botánica. El quimiotipo es la molécula aromática que tiene mayor presencia en un aceite esencial.
Debido a su compleja composición, todos los aceites esenciales tienen, en mayor o menor medida, propiedades antibióticas, antisépticas, antivíricas y antiinflamatorias. También sirven para estimular la regeneración celular y son inmunoestimuladores. Por otro lado, mejoran la circulación sanguínea y linfática, y permiten equilibrar las emociones.
Al manipularlos es importante tener en cuenta las siguientes precauciones:
Por último, es preciso que las personas alérgicas prueben la tolerancia a los aceites en una zona poco visible del cuerpo para ver si se presenta algún tipo de reacción, y esperen 24 horas antes de utilizarlos normalmente.