A continuación, te dejamos un listado de 7 ideas creativas para que puedas reutilizar objetos en tu propio hogar:
1. Botellas de vidrio
Son ideales para usarlas como pantallas, convirtiéndolas en modernas y elegantes lámparas. Lo ideal es cortar el fondo de las botellas, para que iluminen mejor tus espacios. Recuerda usar bombillas de bajo consumo y cuidar la energía.
2. Cubiertos en desuso
Si tienes varias cucharas o tenedores guardadas en el cajón y ya no los utilizas, puedes convertirlos en ganchos para colgar ropa. Sólo debes doblarlos y atornillar la mitad inferior contra pared. Puedes hacer lo mismo con distintas herramientas, como las llaves inglesas.
3. Escaleras viejas
Transforma tu escalera vieja en una biblioteca para tus libros. La puedes disponer verticalmente, de manera que cada escalón se convierta en un estante. O horizontalmente, de manera que los escalones sirvan de separadores entre los distintos libros u otros objetos que desees colocar.
4. Vaqueros rotos
¿No sabes qué hacer con los jeans que se han rotos de tanto usar? Aun así, le puedes dar otro uso. Recorta cuadrados alrededor de los bolsillos traseros y luego cóselos entre ellos. Por último, cuélgalos en la pared y utiliza los bolsillos como organizadores, guardando objetos en su interior.
5. Corchos sin uso
¿Eres amante del vino y te sobran un sinfín de corchos? Haz una bandeja para apoyar la pava caliente y evita que se estropee tu mesa. Es muy fácil: colócalos en posición vertical, uno al lado del otro, formando un círculo. Sujétalos con un alambre alrededor para que queden bien apretados.
6. Bombillas quemadas
¡No tires las bombillas quemadas! Pueden pasar a ser tus aliadas perfectas en una cena romántica ¿Cómo? Sólo debes retirarles el interior y rellenarlo con aceite. Ciérralas y pasa una mecha por el centro de la tapa. Busca un soporte y tu lámpara de aceite ya está lista para ser encendida.
7. Neumáticos pinchados
Ya no te servirán para tu auto, pero te sirven para las bicicletas. Córtalos a la mitad, obteniendo semi-círculos. Disponlos boca abajo, uno al lado del otro, dejando un poco de espacio entre ellos. Asegúralos al piso de tu patio o a la tierra de tu jardín, formando un rústico “bicicletero”.
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