Hospedarse en un típico castillo británico es una forma única de adentrarse en la tradición e historia de Inglaterra. Este tipo de edificaciones salpican el paisaje inglés y brindan a los turistas una mirada en primera persona a la identidad del país. Entre las docenas de castillos de la época Tudor, se destaca el impresionante Thornbury Castle, el único en el que los visitantes pueden revivir las experiencias de esa época tan lejana como mágica.
Thornbury está a dos horas en coche del aeropuerto de Londres, Heathrow. El hotel ocupa 15 acres de ladera inglesa con vistas al sur de Gloucestershire, un refrescante descanso de la congestión de la ciudad. Quienes tienen la oportunidad de conocerlo, quedan fascinados por la dedicación con la que los empleados mantienen el césped cortado simétricamente, tal como se hacía hace más de 400 años.
El castillo tiene 27 habitaciones en toda la propiedad. La mayoría de ellas cuentan con las tradicionales camas con dosel, pero hay una en particular que se destaca sobre el resto por ser digna de la realeza: ¡allí durmieron nada más y nada menos que Enrique VIII y Ana Bolena hace unos quinientos años!
Y si bien todos los dormitorios cuentan con las típicas comodidades que un viajante moderno puede necesitar, como un televisor de pantalla plana, área de descanso, amplio espacio de guardarropas o WiFi, este hotel es uno de los pocos que ofrece una jarra de jerez, o sherry, a sus huéspedes.
El Thornbury Castle también es famoso por su cocina, que incluye fabulosos platos tradicionales ingleses como la tarta de melaza, el budín de caramelo y los asados para una fiesta medieval. Hay tres áreas de comedor, todas manteniendo el aire histórico del palacio con chimeneas originales, paneles de roble y retratos ancestrales.
Pero el estilo tradicional del Thornbury no solo puede apreciarse en el interior del castillo. Quienes pasean por sus amplios terrenos, pueden visitar el viñedo de 500 años, las ruinas y el jardín Tudor más antiguo de Inglaterra. Y tras un paseo romántico por los jardines, nada mejor que terminar de disfrutar la estadía con la costumbre inglesa por excelencia: el té de las 5 o Five o’clock tea.
¿Qué te parece pasar unas noches rodeada de historia y protocolo? ¿Elegirías este hotel para vacacionar?