La historia de la Alta Costura o Confección (o Haute Couture, en francés) se remonta a finales de la monarquía francesa, cuando la diseñadora de modas Rose Bertin comenzó a crear atuendos para la Reina más chic de todas, María Antonieta. Sus diseños eran tan formidables que rápidamente llamaron la atención de toda la nobleza europea.
Sin embargo, el primer salón de Alta Costura fue fundado en París por el inglés Charles Frederick Worth, en 1858. A él le siguieron diseñadores de renombre como Coco Chanel, Yves Saint Laurent o Hubert de Givenchy. Entre todos ellos formarían la Cámara Sindical de la Alta Costura, una institución que continúa regulando al mundo de la moda hasta nuestros días.
De acuerdo con sus criterios, todas las marcas o casas de moda que quieran llevar la etiqueta de Alta Costura deben confeccionar prendas hechas a medida para sus clientes. Además, deben contar con un taller en París con más de veinte empleados a tiempo completo y mostrar una colección de 50 diseños originales cada temporada de desfiles.
Por eso se considera Alta Costura a los diseños exclusivos, hechos casi por completo a mano y utilizando materiales de lujo. Su significado se asocia con las obras de arte, ya que cada modelo solo puede ser vestido por una persona en el mundo. En la actualidad, solo 15 casas de diseño cumplen con estos requisitos, entre ellas, Chanel, Christian Dior, Jean Paul Gaultier, Versace y Valentino.
Por otro lado está el Prêt à Porter (listo para llevar). Este término fue acuñado por Pierre Cardin en la década del '50 con la idea de popularizar la moda y que las prendas pudieran ser adquiridas por un público más amplio. La ropa Ready-to-Wear está confeccionada de manera industrial y masiva. Además, se utilizan materiales económicos y talles (del small al extra large). Sus representantes son Prada, Gucci, Marc Jacobs y Calvin Klein, entre otros.
¿Ya conocías esta diferencia? ¿Con cuál de estos diseñadores te identificas más?
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