¿Cuántas veces usas tu ropa antes de lavarla? Está llegando a su fin la cultura de usar una prenda y mandarla inmediatamente a la lavadora. Al menos, eso quieren implementar los seguidores del movimiento No-Wash: una propuesta que cuestiona el lavado compulsivo e invita a sus seguidores a hacerlo lo menos posible.¿Cuántas veces usas tu ropa antes de lavarla? Está llegando a su fin la cultura de usar una prenda y mandarla inmediatamente a la lavadora. Al menos, eso quieren implementar los seguidores del movimiento No-Wash: una propuesta que cuestiona el lavado compulsivo e invita a sus seguidores a hacerlo lo menos posible.
El minimalismo está entrando al mundo de la moda y la belleza como una respuesta a la oleada de ultra consumismo imperante. Sobre todo, pone en jaque la tendencia de la moda rápida, que implica comprar prendas a precios bajísimos y usarlas por poquísimos meses.
De esta forma, cada vez son más las personas que aplican la regla del “menos es más” en el mundo fashionista. Se están imponiendo los clósets tipo “cápsula”, donde todas las prendas combinan entre sí. Se está fomentando la compra de maquillajes y accesorios básicos y clásicos, mientras que hasta el lavado constante del pelo y los baños diarios están puestos bajo la lupa. Y esta tendencia también llegó a la limpieza de la ropa.
¿De qué se trata?
Este movimiento surgió de la mano de la Indigo Invitational: una curiosa competencia que premia a las mejores prendas de jeans desgastadas naturalmente por su uso. Este torneo invita a que sus participantes usen una prenda “en crudo” hasta desgastarla por su uso. Pero claro: para competir no vale hacer trampa. Eso significa que las piezas de denim no pueden ser lavadas, blanqueadas, o refregadas. Hay que usarlas una y otra vez para que la fricción haga lo suyo. Cada competidor tiene exactamente un año para cumplir este objetivo y los resultados son increíbles.
Esta invitación a usar tus jeans hasta que, básicamente caminen solos, está sumando cada vez más adeptos alrededor del mundo, que observaron que esta práctica tiene múltiples beneficios. En principio cuida tus prendas: por más suave que sea un lavado es imposible que no dañe las fibras.
Una cruzada contra la lavadora
Por otro lado, es una práctica amigable para el medio ambiente: los lavados excesivos implican un gasto importante de electricidad y muchísimos litros de agua potable, que se van literalmente por el desagüe. Y luego, maximiza los tiempos: no hay fastidio mayor que clavarse esperando en el laundry para que el ciclo del lavado termine.
Una de sus mayores adeptas es la diseñadora Stella McCartney, que lleva como bandera una mirada sustentable sobre la moda. Contra los prejuicios de que no lavar la ropa es un hábito mugroso, ella le sentenció al periódico “The Guardian” que tiene la regla de no mandar nada a la lavadora, a no ser que sea absolutamente necesario. Para incentivar a sus clientes a seguir este movimiento, inventó un desafío: animarse a no lavar sus prendas por cien días.
Otro fan de la movida es el CEO de Levis: Chip Bergh. Él causó una pequeña conmoción en el mundo fashionista al admitir en 2014 que nunca había lavado sus jeans del icónico modelo 501. Casi diez años después, tampoco los ha sometido al agua y el jabón.
En las redes sociales, miles de personas se subieron a esta ola para compartir su rutina de lavado low-fash, que no solo implica lavar las prendas lo menos posible. Sino que también significa volcarse a productos más amigables con el medio ambiente, cómo reemplazar el detergente por vinagre, limón o bicarbonato.